viernes, 10 de febrero de 2012

Editorial

Y ahora veo en uno de los anuncios, que hay una empresa que se dedica a ofrecer acciones para plantaciones de eucaliptos en Brasil. Desde luego, sí, lo de Brasil es ahora. Está claro. Igual que hace cincuenta años. Ya me lo dijo Juanrra: la gente se va a Brasil, tío. Pero bueno, tampoco es una novedad, ya que desde los programas de actualidad más rabiosa, hasta dentro de las páginas oficiales del estado, se está hablando de Brasil como país de destino de la mayor parte de los españoles y españolas; de los cuales, todo hay que decirlo,  sois más de cinco millones los que estais y las que estais afiliadas a este espacio de Hablaralto, semanalmente, y eso nos agrada mucho, la verdad. Tenemos mucha ilusión, cada vez que vamos a encarar un tema. Pero, no obstante, no por ello, y casi con el mismo celo, no por ello dejamos de intentar mantener nuestra independencia. Ante todo, podemos decir que no tenemos un oficio determinado para lo que estamos haciendo. Gracias a dios. Porque el oficio del ser humano es vivir. Y vivir, exige moverse por el mundo, y hacer todo lo posible para conseguir el pan que hace falta para comer, y dar de comer a nuestras criaturas. Es en ese sentido, que tenemos que entender herramientas como estas que estamos utilizando. Sencilla y grandiosamente como eso: como herramienta.
Por ejemplo: estamos viendo La 2 Noticias, con Mara Torres, esa guapa mujer periodista.Y no tengo nada, en contra del periodismo. Pero es que tampoco necesitamos reivindicarnos, o luchar contra ningún gremio, por utilizar la información. Porque la información, no es arte que no haya estado ni esté en manos de todo el mundo. Todo niño y niña informa, recibe, en fin: otra cosa es el desarrollo particular del mundo del periodismo, como en particular, del mundo de la monarquía. Y, en muchos casos, no se nos permite acceder al mundo del periodismo con la misma facilidad que no se nos permite acceder al mundo de la monarquía. Y debería ser al contrario, sin embargo: lo que ocurre, es que luchamos contra las impostaciones del sistema. Y el sistema es algo muy viejo. Es algo más viejo que cualquiera de los seres humanos que viven actualmente. Salvo que existen códigos de información, a través de los cuales es posible mantener todo este entramado.
Se imaginan, durante un instante, que todo lo que podremos saber se nos borre de la memoria colectiva universal? Ayer miraba un documental sobre el Sol, nuestro astro rey. Pero pudiera haber sabido algo más del Sol, en otras circunstancias. Igualmente, me emocioné. Todo lo que decía el documental estaba escrito en las páginas de la enciclopedia juvenil que yo compraba en el quiosco de Maruja, cuando era niño. Y la compraba porque me gustaban los dibujos animados que la anunciaban. Y con los que se hacía gancho, claro. Lo único que se mejoraba, en la información del documental, con respecto a la enciclopedia, eran las imágenes. En la enciclopedia, apenas eran dibujos, aunque algo cuidados. Pero visto al tiempo, más allá de lo nostálgico, eran dibujos más bien chabacanos. Algo que, a lo mejor, no le compraría  a mi hija, hoy en día. Pero quién sabe: le he podido, sin duda, comprar cosas peores que esa, para el desarrollo de su intelecto. Pero uno siempre intenta ser innovador, no caer en la trampa del generalismo. En el reclame. Aunque no siempre se consiga.
De la misma manera, estoy escuchando a Carmelo Gómez, entrevistado por Mara, y habla sobre el campo. Por lo que paro la oreja, y sí, hay una noticia que me interesa, cuando hablan de algunas villas y pueblos que quieren repoblar. Bien: yo no tengo más que una hija, y no estoy casado, ni siquiera tengo pareja. Pero por eso no hay problema. Estoy buscándola. Así es que, malo será, que no haya ninguna persona por ahí que quiera vivir en el campo, formar una vida más segura, aunque sea a costa de pasar las penurias que dicen que hay que aguantar. Pero ahora ya no es lo mismo. He visto, en el reportaje, casas prefabricadas, y todas las comodidades de una ciudad. Así es que, si me llevan, voy. Dónde hay que firmar?
Yo vivo en un pueblo, también. Para mí, es precioso, lo que pasa es que no tiene el funcionamiento propio de un pueblo, sino que, siendo un pueblo, contiene todas las raíces de una ciudad: la emigración. Por eso, creo que estoy más preparado para irme a cualquier pueblecillo, y cuanto más olvidado, mejor.